
Si me fueran a llevar a la otra orilla de un solo salto, a la del deseo ya cumplido, diría que no, que no me quiten ni una migaja del camino, que paso a paso, brazada a brazada, quiero ir atravesando el Gran Río.
Que este viaje sabe a plátano maduro, a piel salada, a especias, a sueños, a esperanzas.
A veces la vida viene dulce, a veces viene amarga. A veces la vida late, la vida ríe o sangra, y solo quien la come con su hueso, su jugo y su cáscara, siente de verdad que la ha vivido.
Porque vivir y saborear el camino es, en realidad, nuestro Destino.
Feliz día de Pura Vida, amigos
© Copyright de los textos: Myriam Aram
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