–He venido a verte para que me enseñes a ser libre –le pidió el Buscador al Sabio. –Ámate por encima de todo y no habrá cadena que ate tus alas –le respondió suavemente el hombre, prosiguiendo su camino. –¡Pero he venido para empoderarme! –insistió el Buscador, siguiéndole incómodo. –Ámate profundamente y no harás nada que tu corazón no quiera hacer, como has hecho hasta ahora para obtener cariño y aprobación de fuera –aseguró el Sabio sin dejar de caminar. –¿Y qué hay de mi rabia interna? –preguntó el Buscador irritado por sus respuestas–. ¿También he de amarme? –dijo con ironía.
El anciano se detuvo y le miró.
–Perdona la inconsciencia de los demás y, sobre todo, perdona tu propia inconsciencia y tu abandono hacia ti mismo a lo largo de los años. Y cuando te ames –le sonrió con dulzura–, recuerda amarme.
Feliz comienzo de semana, recordando amarnos.
Myriam Aram
