CUANDO TIRAMOS UNA MONEDA AL AIRE, SIEMPRE SABEMOS DE QUÉ LADO PREFERIMOS QUE CAIGA…
Hola amigos, ¿alguna vez habéis escuchado en una peli un concepto tan espectacular, que este pasa a formar parte de vuestras herramientas?
Pues esa frasecilla de ahí arriba que así, en frío, pudiera parecer poca cosa, es para mí una de esas: una fórmula genial y directa para saber qué es lo que nuestra alma quiere realmente. O dicho de otra manera, qué es lo que quiere nuestro corazón.
“¿Y cómo sé cuándo habla mi corazón?”, me preguntaba el otro día un amigo, bastante agobiado con el tema.
A fuerza de dejar que la mente meta baza cada dos por tres y tome casi todas las decisiones, nuestro corazón se va quedando mudo. Y cuando llega el día en que queremos su opinión… no sabemos distinguir su voz.
Pero el corazón ya sabía que el territorio de la mente son las palabras… así que eligió hablarnos en la lengua de las emociones.
Imagina que tu pregunta es: “¿Sigo con mi pareja?” o “¿Cambio de trabajo?”.
Lo primero que tu mente va a hacer es entrar al trapo con una lista de riesgos, ventajas…
Pero SI TE AYUDAS A TOMAR ESA DECISIÓN TIRANDO UNA MONEDA, LA COSA CAMBIA… Justo antes de que caiga la moneda, pregúntate qué lado preferirías que saliera.
Sí, hay un lado que YA PREFIERES, aunque aún no seas consciente. Y si eres totalmente sincero contigo mismo antes de lanzar esa moneda, podrás ver que en tu interior ya sabes si te gustaría que saliera cara o que cayera cruz.
Lo que nuestro corazón prefiere no suele ser lo más sencillo de hacer. Puede que si le seguimos nos dé miedo, que sea incómodo, que se líe parda en nuestra familia… Pero sus decisiones nos llevan, paso a paso, hacia Quienes Somos Realmente.
Así que, ahora que tenemos un montón de pequeñas y grandes decisiones que tomar… Ahora que estrenamos otro nuevo y valiosísimo día de nuestra vida:
REALMENTE, ¿DE QUÉ LADO PREFIERES QUE CAIGA LA MONEDA?
Y esa será la buena decisión, la que en el fondo ya sabes que prefieres…
Que paséis un maravilloso día ;)
Myriam
Imagen: "El Mago de Oz". 1939 - Metro-Goldwyn-Mayer
La súper frase es del “Exótico Hotel Marigold 2”.
