–Quiero que me enseñes –le pidió el Viajero de ciudad al Ermitaño de la cueva–. ¿Qué religión profesas?
–La del AMOR. La de la Luna, el Sol y las Estrellas –respondió este–. No puedo enseñarte nada que en el fondo tú no sepas. Pero si quieres practicar un ejercicio esencial, te diré que te Enraíces fuertemente a la Tierra.
Si deseas saber la palabra más valiosa que conozco, nombraré las “Gracias” sinceras.
Si quieres que mencione el sonido más bello que he escuchado, te hablaré de la Risa que nace del Alma.
Y si me preguntas cuál es el más preciado de mis conocimientos, te contaré que el momento para sentirte feliz no es esperar a que cambien las cosas, sino serlo ya en este mismo instante, AHORA.
Myriam Aram
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